Fuga número 13

Es arduo reconocer
que a pesar de que el sol áspero se ha sumergido en la ceniza blanca
y de que la noche roja continúa habitualmente con su imperceptible paso
algo ha cambiado.

Por fin te he olvidado
Ya tus ojos cortantes me parecen comunes.
Ya tus parpados invisibles se han llenado de tinta
y la sangre ha dilatado tus pupilas.
Mis ojos ya no se encuentran con los tuyos.

Tu sonrisa esquiva se camufla en la multitud subversiva.
Afortunadamente tus manos se han disuelto en las mías.
Huelo tu pelo pero sus espinas húmedas protegen a una rosa seca
Y queman mi boca agria.

El polvo verde ha cubierto tus palabras ardientes.
Las raíces infinitas han cubierto a las tinieblas
y he logrado ver la piedra expuesta.
Ya no tendré que hacer caso omiso de ti
para evitar que tu latido invada el mío.
El viento te ha aplastado súbitamente
y mi corazón te ha tragado para quitarse la flecha.

Las hormigas picotean las estrellas
y en la noche sigo pensando.
Pero ya te has fugado de mi cabeza.

Debo dejar de mentirme.